Gestionar los celos, sin hacer sentir mal a uno u otro hijo genera muchas dudas entre los padres. Entra dentro de lo esperado que todos los niños sientan esta emoción en algún momento de su desarrollo y, por supuesto, estos celos no se observan solo del mayor al pequeño, sino también de los pequeños hacia los mayores.
Los celos es un conflicto que genera estrés emocional para el niño que los sufre y tiene su base en la inseguridad y el miedo, siendo esta una emoción intensa y rápida y también una de las emociones más complejas de controlar.
Cuando hay celos el niño nos está diciendo que tiene miedo a perder nuestro afecto, a que ese hermano le quite protagonismo ante nosotros y, en este escenario, se siente indefenso y vulnerable, siendo también frecuente que aparezca el resentimiento.
Es necesario, cuando esto sucede, que tengamos un buen manejo de la situación para proteger su autoconcepto y su autoestima, además de para evitar que estos celos se conviertan en un círculo vicioso que genere que sus miedos e inseguridades vayan en aumento.
Entre los síntomas de un niño que tiene celos de su hermano, destacamos los siguientes:
- – Cambios en el estado de ánimo
- – Conductas agresivas
- – Llantos frecuentes
- – Tristeza persistente
- – Somatizaciones tales como dolores de cabeza o de tripa
- – Trastornos del sueño
- – Muestras de afecto exageradas hacia los adultos que le rodean
- – Búsqueda excesiva de atención, en ocasiones de manera desajustada al contexto y
- – Conductas regresivas como hacerse pis de nuevo, solicitar comer en biberón, utilizar el chupete o hablar como si fuera un bebé.
Para enseñar a nuestro hijo a manejar estos celos de forma adecuada, os dejamos aquí unas orientaciones que os pueden servir de ayuda:
Lo esencial es, en primer lugar, tener en cuenta que es una emoción que hay que abordar con él y en ningún caso reprimir y, a partir de aquí, tener una gestión positiva del conflicto de manera que ofrezcamos a nuestro niño un entorno que le aporte seguridad y confianza.
- – Como premisa básica está no aplicar castigos por conductas derivadas de los celos. Por supuesto hablaremos con él de su reacción, le diremos que entendemos cómo se siente pero que no puede hacer daño a los demás. Solo cuando las conductas dañinas se repitan tendremos que pensar en consecuencias lógicas y siempre orientadas a evitar que pueda hacer daño al hermano.
- – Anima a tu hijo a expresar siempre lo que siente, sin juzgarle y sin hacerle sentir culpable por ello. Una vez que sea capaz de expresar su emoción, ayúdale a gestionarla y razonarla.
- – Si se trata de un hermano que va a nacer, habladle del bebé y anticipad cualquier cambio en el entorno de forma que no coincida con la llegada del nuevo miembro.
- – Si el hermano del que tiene celos es más pequeño, involúcrale en aspectos de su cuidado y elogia su cooperación. Ello le hará sentirse importante y tenido en cuenta.
- – Observa qué desencadena los celos para que puedas prevenir y adelantarte a la situación que se va a producir.
- – No le ofrezcas compensaciones materiales por tener la actitud esperada, los niños solo buscan nuestra compañía y atención.
- – Evita comparaciones y privilegios de unos hermanos frente a otros y no fomentes la competitividad entre ellos.
- – Ignora las conductas regresivas que puedan aparecer y, por supuesto, no utilices las descalificaciones.
- – Habla con él de las ventajas que tiene su posición en la familia, tanto si es el mayor como si es más pequeño.
- – Ofrécele actividades de juego y diversión contigo exclusivas para él.
- – Dile con frecuencia cuánto le quieres y ofrécele estímulos positivos que acentúen sus cualidades.
- Esperamos que estas sencillas pautas te ayuden a reflexionar sobre aspectos de la educación de tus hijos que, con las prisas del día a día, no tenemos tan en cuenta.
Ten siempre presente que el mensaje que ha de calar en tu hijo es que todos somos diferentes y todos somos igual de importantes en la familia pues cada uno aporta algo único y especial.
Para cerrar el tema de hoy lo hacemos con una frase de Antoine Saint-Exupéry que dice así: Aunque eres diferente a mí, hermano mío, lejos de dañarme, tu existencia enriquece la mía.
Y de eso trata la vida, de valorar lo que tenemos, de seguir enriqueciéndonos cada uno de nuestros días y cada uno de nuestros momentos.