En estos días nuestros hijos empiezan sus vacaciones de verano, y con ello una ruptura total de su rutina diaria; serán meses de mucho tiempo libre y diversión y, nosotros, sus padres, debemos de ayudarles a gestionarlo. Evidentemente, no será la misma gestión durante el tiempo que nosotros aún trabajemos y ellos ya no tengan cole, a cuando ya toda la familia pueda disfrutar de las merecidísimas vacaciones.
Para el primer caso, muchos de vosotros ya habréis planificado campamentos urbanos o fuera de la ciudad, talleres, estancia con abuelos, cuidadoras… combinando, según la edad y circunstancias de vuestros hijos, actividades a medio camino entre lo lúdico y lo académico.
Pero sea una u otra situación, el verano, nos ofrece la oportunidad de disponer de mayor tiempo libre con nuestros hijos, sin tantos límites y condiciones, sin la necesidad de llevar horarios rígidos y esto es un valor que debemos de aprovechar.
Aunque los más pequeños sí van a seguir necesitando unas rutinas y hábitos más marcados, no hay que agobiarse con horarios y rutinas estrictas. Hemos de intentar dejar el estrés y el excesivo control de lado; se trata de disfrutar de estos días. Si bien, ser más flexibles no implica consentirles en todo pero sí poder ceder y negociar en determinadas cosas. Tened por seguro que nuestros hijos sabrán entender esas diferencias que hacemos entre un periodo y otro.
En general el verano es un buen momento para seguir incidiendo en aspectos generales que favorecerán el desarrollo madurativo de nuestros hijos.
En el caso de los más pequeños de la casa es importante seguir ofreciendo juegos y actividades que afiancen las rutinas y conocimientos que han adquirido a lo largo del último año, esto facilitará que sigan avanzando en autonomía y garantizará una vuelta al colegio con normalidad sin olvidar que el juego libre y espontáneo es vital para su sano desarrollo.
Con los más mayores es esencial que tengan asignadas actividades colaborativas y sus propias responsabilidades en casa, que entiendan que todos hemos de contribuir con las tareas del hogar y que esta colaboración es necesaria en la convivencia. Por otro lado, si a nivel académico el curso no ha terminado todo lo bien que sería de esperar, habrá que ayudarles a organizar tiempos de estudio de aquellas materias que han costado más para comenzar en septiembre con mayor seguridad y confianza. Eso sí, recordad que es esencial que al menos tengan 20 días sin retomar nada académico. Ellos, al igual que nosotros, también necesitan ese descanso y reposo intelectual.
Cuando llegue la hora de viajar, aprovechad el viaje en familia como un extraordinario recurso de aprendizaje vivencial, contarles la historia del lugar, acontecimientos y visitar algunos de los monumentos y museos más importantes de la zona. Vosotros valoraréis, según la edad, hasta dónde podéis llegar en este punto pero es importante que nuestros hijos conozcan la cultura de los lugares que visitan y vayan abriendo su mente y ampliando conocimientos que les enriquecerán a nivel personal.
Además de estas actividades culturales, es esencial ofrecerles actividades de ocio adaptadas a su edad, gustos y preferencias. De la misma manera que es fundamental que los adultos también tengamos esos momentos de ocio.
Debe de haber actividades de ocio para cada miembro y actividades también en familia. Todos hemos de sentir que estamos disfrutando de las vacaciones, ello generará una actitud de alegría y optimismo que nos contagiaremos unos a otros, además de que ayudaremos a nuestros hijos a desarrollar su empatía y a entender que los demás también tienen sus preferencias y se hace necesario llegar a acuerdos.Esto no significa que tengamos actividades programadas a todas horas, es necesario también que nuestros hijos aprendan a gestionar el aburrimiento, ello fomentará su pensamiento creativo. Han de ser capaces de ir aprendiendo a gestionarse su tiempo libre sin necesidad de que mamá o papá les estén buscando continuamente entretenimiento. Desde la calma y la tranquilidad que nos puede dar el estar de vacaciones, disfrutad de estos meses junto a ellos, fomentad su autonomía, su responsabilidad, la reflexión y el diálogo. Educadles en la gratitud, ayudándoles a valorar las oportunidades que les ofrecéis y, por encima de todo, reíros mucho… está científicamente demostrado que la risa provoca una mayor percepción de satisfacción y felicidad, además de fortalecer los lazos afectivos.
¡Felices vacaciones!
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