El uso del móvil en los adolescentes genera mucha inquietud y muchas dudas entre las familias, para arrojar algo más de luz en este tema hemos invitado a todo un experto, Marc Masip, psicólogo y director del Instituto psicológico Desconect@, que cuenta con un programa para aprender a hacer un buen uso de las nuevas tecnologías cuidando nuestras relaciones personales y evitando posibles dependencias o adicciones. Marc nos aportará su experiencia para saber cómo ayudar a nuestros chicos a hacer un buen uso del móvil, evitando el abuso del mismo.
PREGUNTAS CLAVES SOBRE EL BUEN USO DE LAS TECNOLOGÍAS
Las primeras preguntas que nos hacemos como padres a la hora de tratar este tema son:
¿A qué edad es recomendable que nuestros hijos comiencen a usar un smartphone?
Según Marc Masip, la edad recomendada son los 16 años. Existen dos motivos por los cuales esta es la edad más aconsejable. El primero es por la madurez mental de los niños, a esa edad ya tienen la madurez necesaria para poder dar un buen uso de las nuevas tecnologías y, la segunda razón sería que, antes de esa edad, según Marc, no tienen esa necesidad.
¿Hasta dónde llega la libertad de un adolescente y hasta dónde nuestra obligación como padres de protegerles?
Los niños y adolescentes pueden tener intimidad; a partir de los 12 años en adelante es normal que la pidan y la tengan pero no están preparados para tener vida privada. Nuestro papel, como padres, es el de orientares y controlar su camino aunque sean ellos los que tengan la libertad de escogerlo. No les podemos dar una autonomía total, que es lo que tienen al acceder a las nuevas tecnologías, sin tener aún el conocimiento y la madurez necesaria.
Hay que tener en cuenta que en las nuevas tecnologías vamos despacio, que no solemos ser conscientes de los problemas que puedan traer hasta que no llevamos un tiempo ya utilizándolas, por eso no es lo más adecuado que niños menores de 16 años las utilicen antes de tener el conocimiento necesario.
CAUSAS DE LAS ADICCIONES A LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS
Una de las causas fundamentales para la adicción de los adolescentes a las nuevas tecnologías es, para empezar, la edad temprana con la que se comienza a poder acceder a ellas, una edad en la que el cerebro aún no está desarrollado suficientemente y tampoco se tiene la madurez necesaria.
La presión social y grupal hace que la necesidad de los adolescentes de tener el móvil de último modelo, con todas las aplicaciones y accesorios, cree una necesidad en el niño que es irreal. Por otra parte, el propio smartphone y sus aplicaciones tienen multitud de elementos adictivos (véase la comprobación de los “me gustas”, del doble check azul, etc)
Una forma de comprobar si nuestros hijos tienen adicción a los teléfonos móviles es comprobar su actitud; si al quitarles el smartphone tienen una reacción agresiva, probablemente ya tengamos un problema. Otras pistas que nos pueden ayudar a detectar un problema son los cambios de ánimo, el pasar muchas horas encerrados en la habitación o el no relacionarse tanto como antes a nivel social.
MEDIDAS QUE SE PUEDEN ADOPTAR
A parte de las medidas que se pueden adoptar a nivel familiar o en el centro de estudio, es urgente que se creen medidas estatales en donde se legislen las nuevas tecnologías tales como la prohibición del móvil en los centros educativos, como sucede ya en otros países; multas y sanciones más duras por el uso de los teléfonos mientras se conduce y mucha educación y formación en esta área pues no estamos informando bien a nuestros hijos de los posibles riesgos y peligros que conlleva la utilización de las nuevas tecnologías.
Sería ideal llevar una “dieta digital” comenzando por los adultos y por su formación y antes de entregar un dispositivo a nuestros hijos aplicar el sentido común y darles ejemplo comenzando por nosotros mismos.
Descubre la entrevista completa pinchando aquí.
Os invitamos a reflexionar qué estamos haciendo con nuestros niños y cómo les estamos educando. Sabemos que el futuro y el avance de la sociedad depende en gran parte de estas nuevas tecnologías, pero está en nuestra mano enseñar a nuestros niños y adolescentes a usarlas de manera adecuada y cuidar con ello su salud física y mental.